Comento en mi Facebook sobre el embanderamiento de la ciudad por nuestro 57
aniversario, me emociona la idea de por primera vez ver flamear en lo alto de
mi casa la celeste bandera de nuestra provincia aun cuando no viva en una de
las calles principales de Talara; donde el acto es mucho más importante.
Félix, que vive en Argentina me pregunta que cuando cambiaron la bandera de
Talara de granate a celeste y Héctor me dice que eso de la multa por no colocar
la bandera es ilegal porque no hay una ordenanza municipal que reconozca la
creación de la bandera ni su autoría. Creo que lo de la multa es un método
forzado de aprendizaje que en el futuro se reflejará positivamente cuando sin
necesidad del temor a una multa nos emocione preparar nuestro aniversario.
Que se confunda el color de la
bandera de nuestra provincia con la del Club Deportivo Atlético Torino o el Himno a Talara con la polka de Francisco
Javier “Talara tú” o que nuestra bandera no cuente con reconocimiento legal nos
indica que adolecemos de una ausencia profunda
de identidad.
Mi amigo Jaime es un hincha del futbol pero sobre todo es el hincha número
1 de su natal Pisco donde vivió hasta los 14 años. Él sabe todo lo que ustedes
se puedan imaginar sobre Pisco, conoce todos sus atractivos y los proclama con
emoción a quien quiera escucharlos. Cuando viaja de Lima a Pisco lleva a sus hijos y esposa que son
limeños, les cuenta historias de su niñez en su pueblo. Con el correr de los
años han logrado recorrer todo Pisco en cada visita. Le gusta escuchar y cantar
una canción que habla sobre otro suelo querido entonces se le quiebra la voz y
le emociona el alma. Me ha cantado de memoria todas las estrofas de su extenso
himno este pisqueño que no puede creer que una talareña diga que es piurana. El
jamás diría que es Iqueño al contrario, aclararía a quien se confunda o
concluyera erróneamente su origen.
Cuantos de nosotros cuando salimos de Talara decimos que somos de Piura un poco porque
siempre habrá fuera quien no tenga idea de donde está Talara y otra razón es
que como no hemos vivido esa pasión de ser talareño le restamos total
importancia al tema. A cuantos nos preguntan fuera del terruño por ¿cómo es
Talara? Lo primero que se nos viene a la
mente es la Plaza de Armas, la refinería, alguna playa, uno que otro lugar más y de pronto un suspiro y un silencio.
No sentimos orgullo por la ciudad
que no conocemos y cuando reflexionamos
sobre nuestro amor por ella no tenemos argumentos para hablar de sus atributos y bondades. Los medios de
comunicación no ayudan pues a diario escuchamos a veces mientras buscamos
informarnos un rosario de la terrible ciudad en que vivimos y algunos de sus
terribles habitantes.
Vivo en el cono norte donde los triciclos municipales de recojo de basura
arruinan la vista arrojando la basura recogida en un enorme hoyo frente al mar.
Sin duda este no es el paraíso. Sin embargo esa es solo una cara de la moneda
la que siempre hay que combatir y denunciar por supuesto. Pero ¿y la otra cara
de la moneda? ¿la Talara que hay que amar y por la cual sentir orgullo? De esa
Talara poco se habla. No hay excusa para no identificarnos plenamente como
talareños orgullosos de vivir en esta tierra que nos vio nacer.
En las escuelas se ha hecho una gran labor en este tema. Desde hace una década el himno a Talara es cantado todos
los lunes y fechas importantes junto al himno nacional. Se habla y promueve el
saber sobre Talara. Hemos avanzado un pasito.
Hace una tiempo conocí a nuestro artesano y escultor Mario Quevedo Urbina
en una entrevista radial y con asombro escuché por primera vez hablar de un
bosque petrificado en La Brea-Negritos, del tigre dientes de sable que habitó
estas tierras alguna vez, de los antiguos pobladores de Talara y la riqueza
marina que habita en ella, de sus artesanos. En otra ocasión entrevistando al
profesor Baudilio Chapilliquen aprendí sobre los maravillosos paisajes que
ofrecen nuestras playas desde Punta Balcones hasta Mancora y durante mucho
tiempo su “Compendio Histórico de Talara” fue el libro de consulta escolar
sobre el tema. Hay gente que tiene mucho que enseñar sobre nuestra tierra.
Somos una provincia relativamente
joven, forjada por foráneos pero ya echamos raíces esta es nuestra tierra y la de nuestros hijos.
Aquellos talareños que se fueron se llevaron hasta la costumbre del columpio y
el jardín en la entrada de la casa, todos saben entonces que esos son talareños, los que con nostalgia recuerdan y
añoran lo que alguna vez fue Talara “la ciudad jardín”. Hay que soñar con
volver a ser una ciudad jardín, limpia, segura con su columpio a la entrada de
la casa. Tal vez tendremos que ahorrar e invertir mucho para ese sueño pero
esos fuimos, esos somos en el fondo.
Es tiempo de amar el terruño, de
salir a conocerlo, de limpiar las playas y la ciudad, es tiempo de no
ensuciar,tiempo de viajar por nuestra provincia con la familia, tiempo de que esa
historia que guarda Talara sea puesta en boca de todos, es tiempo de sentirnos
verdaderamente orgullosos de ser talareños. Es tiempo de mostrar la mejor cara
de la moneda.
Desde aquí nos comprometemos en hacer una campaña que nos ayude a conocer
de cerca todo lo que es Talara. Es importante conocer para amar el terruño. Las
autoridades, educadores y líderes de nuestra comunidad tienen mucho trabajo al
respecto. Vamos a celebrar nuestro 57 aniversario de creación política con
nuestra bandera, nuestro himno, con nuestro amor por Talara,uno lleno de
responsabilidad, de compromiso.
La bandera de Talara por cierto se le atribuye al profesor
Roberto Rumiche Chunga quien por encargo del desaparecido médico y burgomaestre
de entonces Don Luis Romero Agurto e inspirado en el color de nuestro cielo y
el manto de la virgen María crea nuestra celeste bandera. El profesor también
es creador de las banderas de los distritos de Lobitos y Los Órganos.
Al cierre de esta nota el creador
de la bandera de Talara celebraba una reunión con representantes del gobierno
local para solicitar que este gobierno le otorgue la autoría de la bandera bajo
una ordenanza municipal. Justicia que esperamos logre alcanzar. ¡Viva Talara!
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